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Mostrando entradas de julio, 2014

RELATO: MOCHILAS MADRUGADORAS

Foto prensa HOY Varios hechos criminales, sin aparente conexión, separados unos de otros solo por unas horas, se producen en la misma autovía Madrid-Lisboa. No existen los milagros en este relato, no los esperéis ni para cenar. El caso es que tal día como antes de ayer, en la frontera de Badajoz —ya sabéis la inventada que separa Portugal de España y al mismo tiempo la natural producida por el río Caya—la Patrulla Fiscal Territorial de la Guardia Civil de Badajoz da el alto a un vehículo a eso de las 4 de la madrugada. El resultado del dispositivo de vigilancia se saldó con dos detenidos y la confiscación de dos mochilas, una se encontraba en el maletero y otra debajo del asiento delantero.  El problema no era el lugar ni el color de las mochilas, sino que cada una contenía 77.000 euros, repito, euros, y hete aquí que como han sido cogidos en zona española, es Hacienda quien se los va a quedar a cambio de unos años de cárcel para los mochileros, seguramente.  Cierto

POESÍA: GRITO Y SILENCIO

Fotografía de Sebastián Mendoza García de Asoc. MIGAS Gritar Paz... Gritar Paz. Qué nos impulsa a gritar: ¡ Paz ! Será tener ante nuestros ojos la G uerra                         [guerra, guerras hay tantas (y tantas) atmósferas terroríficas… Y nuestra imaginación se alimenta             de la bandera blanca    [ondeando al viento imagen capaz de abolir fronteras, de evadirnos del dolor, de trasladarnos a la otra punta del Planeta. Gritar ¡ Paz , Paz y Paz !                         [es hacer la maleta y viajar, viajar a donde se nos llama por nuestro nombre                         [regresar y que nuestros ojos se hagan agua                         [reencontrando las historias vitalmente sentidas y respirar, respirar mientras gritamos más bajo  Paz ,                         [ Paz ,  Paz y se hace el Silencio                         [ silencio , silencio ni un murmullo, solo el Silencio …                  Que el agua deje de

RELATO: BARES LLENOS DE DESAHUCIADOS DEL MAR DE LA VIDA.

obra de Miguel Angel Merino Una vez conocí a unos náufragos encallados en la barra de un bar de zozobra. Uno, se quedó en grumete, agitado permanentemente por el oleaje de sus pocos y pobres recuerdos ambientados con algún canto de sirena y su temor a ser pasado por la quilla.  Otro, estaba a gotado, vencido sin ganas de remar, había echado el ancla impedido ya su  rumbo a ningún puerto de mujer, y gritando: ¡Otra botella de ron! Un tercero, justamente cuando se colocaba otra botella de ron sobre la barra, estaba aguantando la respiración, sus ojos y boca espatarrados al mismo tiempo, como queriendo ver y respirar al unísono, cosa que todo el mundo sabe que es imposible, era zarandeado por la furia del mar, sin apartar su vista del vaso, siempre lleno, desde la primera ronda de ese día.  El grumete con gestos le apuraba a que lo vaciara mientras un cuarto náufrago, con una escafandra sin cristal, mostraba la imposibilidad de llevarse el vaso a lo