Leyendo
Poemas
del frío de la poeta Sandra Sánchez, se queda atrapada la figuración de
que en sus versos estuviese contenida la esencia de la otoñal y amarillenta Gijón.
Como si su norte –Oviedo o Gijón- fuese una laguna congelada en las hojas color
sepia otoñal de la plaquette que los
contiene.
Es
reconfortante dejarse atrapar por la lengua fría de su imaginario que evoca
sentidos horizontes de estepa, que invoca la necesidad de tener una barca de
azucenas llena y, cómo no, un paraguas. Porque un paraguas en el norte es
necesario, muy necesario para la lluvia fría que cae arrastrando versos
ateridos de sensualidad incesante.
La
poeta dice frío, lluvia, llanto, llanto que se desborda, llanto desbordado que
se desliza en lágrimas de culpa. Ellas caen y se secan en el papel verjurado sepia
otoñal delimitado en un único cuerpo, también de letra, y atrapa en su nada. Allí
mismo se contiene la nada misma, un gusano devorador de la vida, solo que
Sandra la escribe en sus versos con otro nombre, lombriz, pero muerte también
la llama. Una muerte que no importa a nadie, o eso cree ella cuando dice desde
sus adentros de poeta que la pobre lombriz muerta necesita cruzar a la otra
orilla de la laguna -como si surcara la poeta su Estigia personal porque está
en sus adentros cuando nombra al frío de la muerte- y la lombriz se transforma
en madre muerta y la madre lo sabe, y Sandra lo sabe y llora la poeta.
Desde
la otra orilla todas las madres enseñan sus azucenas muertas porque una vez
estuvieron vivas, siempre vivas, y "siempre la vida" surca en su
barca de estos Poemas del frío... "Más allá de este cuerpo, sólo otros cuerpos
sin mí", y reaparece el frío de estos versos que queman el aire
que se respira, y se oye cómo se desnudan los árboles otoñales "...y
abro muy atenta -mis oídos- al murmullo suave de la brisa entre las hojas y al
centro desnudo de un pájaro que vive sin preguntas.", y el resto
de versos de la poeta son cálidos y reconfortantes, quizá porque su aire frío
de norte es de color sepia, quizá porque reconforta pensar ellos surgen del
frío que siempre es puro por naturaleza, quizá porque reconforta el limosnero
del poema Reencuentros, quizá...
Ahora
ya, los dientes castañetean no por frío sino porque el verso quedó flotando en
la lágrima que desborda la culpa. Y es culpa de la poeta Sandra que nos
hace sentir con sus Poemas del frío.
Con
todo mi cariño, Cari Jiménez.
Poseedora del Ejemplar número: 70
POEMAS DEL FRÍO de Sandra Sánchez
Vigésimo primera entrega de la colección de poesía
Cuadernos “Heracles y Nosotros”,
Compuesto en caracteres Palatino Linotype,
se terminó de imprimir en Gijón el día 30 de junio de
MMXVIII.
MariCari, la Jardinera fiel.
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
Queda el frío pero también la calidez de los recuerdos cuando se arropan con el corazón...abrazzzusss
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