© Imagen: Les flamants roses - Felix Ziem (1821-1911) He encontrado un lenguaje con el que me comunico con mi yo. Mi yo está en su casa, cómodamente, desnudo, y a veces es muy difícil conseguir que me atienda, se empeña en estar viviendo en el pasado, se me engancha en discusiones y prejuicios, creo que es porque le aterra la muerte. Cuando llamo a la puerta de su presente se encoge de hombros y me da la espalda, como un prisionero vuelve a su celda de la memoria relatando sus recuerdos faltos de imaginación, así vive en sus traumas permanentes. Siento pena de mi yo, solo sabe vivir y trabajar, copiando a los otros, aceptando las reglas, las leyes, entre una tecnología que no le hace feliz y un sacrificio por la recompensa futura. Qué fácil sería si mi yo fuese animal, por ejemplo una ardilla que guarda para el invierno, guardar, guardar, como las hormigas o como un perro enterrando un hueso, qué fácil es vivir solo un minuto de adelanto. Hemos encontrado un modo,
Un blog sencillo para tomarse la vida con alegría y muchas risas...