El coche miraba al río
y creo que pensaba,
que daría él, lo que fuese
por cruzarle a toda velocidad.
Intenté quitarle esa idea de la cabeza:
¡los coches no nadan!,
y se lo repetía y repetía el viento.
Ahora no, creo que nos contestó,
lo haré cuando llegue el invierno.
Su respuesta dejó al viento frío
y a mí tiritando.
MariCari, la Jardinera fiel.
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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