Leer contra la nada, leo… Y pienso apasionadamente que leo desde que no tengo edad, desde el útero de mi madre, leo. Peino las cosas con las pestañas de mis ojos y leo sus cicatrices, y la forma de su materia antes de comenzar yo a andar. Sigo leyendo con cada pestañeo. Entra la lectura de la nada con el ritmo del balanceo, con la escritura del aire y su sonido, sin hojas de libros ni tinta derramada en trazos ni pizarras. Así, a golpe de vista leo los colores, las formas, los sonidos, las soledades… en el soportal de la casa de mis padres sobre una manta sentada, leo. Leo aunque no sé de sílabas ni palabras. Y todo queda entre mi vista y mi pensamiento; leo los trazos y las cosas de la vida, leo.
Leer contra la nada, leo… Y escribo apasionadamente que la nada es solo una idea sin edad, porque desde los primeros tiempos está la nada atemperada. Garabateo las palabras que me habitan, desde mi primera vez en la manta, con la misma curiosidad constante que me hace y hace andar a la materia humana, eternamente. Leo los trazos de la nada con sus fronteras pequeñas y grandes delimitadas por las palabras aprehendidas y… manejo la materia que la tinta recorre fijando la idea de colores, sensaciones, sonidos y pensamientos; leo la vida que se comerá la nada eterna.
MariCari, la Jardinera fiel.
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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